INTRODUCCIÓN
El propósito de este trabajo es analizar las representaciones discriminatorias que se construyen sobre los inmigrantes de países limítrofes que tomaron a la Argentina como mejor rumbo de vida a mediados del siglo XX. En este contexto, algunas de estas familias pueden lograr ascender socialmente, lo cual hace que adquieran mayor visibilidad dentro de la población argentina. La información que se intercambia en el entorno social sobre el proceso migratorio crea imágenes, conflictos y prejuicios por parte de la población nativa como por ejemplo amenaza para el empleo, la sanidad, la seguridad y la identidad nacional. Bajo el marco teórico psicosocial, se estudiará este imaginario social con la noción de Representaciones sociales de Moscovici, la Teoría de la comunicación humana de Watzlawick, Beavin y Jackson, y los conceptos de estereotipos y discriminación de Edgardo Etchezahar y Joaquín Ungaretti.
LAS REPRESENTACIONES SOCIALES EN EL PROCESO MIGRATORIO DE PAÍSES LIMÍTROFES CON ARGENTINA
Según el Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas de 1869 a 2001, en Argentina se incrementó la corriente migratoria procedente de países sudamericanos, destacándose principalmente las comunidades procedentes de Paraguay y Bolivia, y en menor medida de Chile, Uruguay, Perú, Colombia y Venezuela en el año 2001. Los motivos principales de la inmigración fueron la desigualdad social, la falta de trabajo, los problemas económicos y las represiones políticas. De acuerdo a una encuesta del INADI (Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo) realizada en el año 2016, los inmigrantes son percibidos como uno de los colectivos sociales más discriminados, ya sea por color de piel, vestimenta, lenguaje, cultura, grupo social, o por vivir en villas miserias. Abordo la figura que se construye del inmigrante desde el concepto formulado por Moscovici de Representación social, en tanto conocimiento práctico de sentido común de un objeto creado por la interacción y compartido intersubjetivamente que define la realidad cotidiana de los miembros de una comunidad (Di Iorio, 2019). Son imágenes que condensan un conjunto de significados para 2 comprender lo que nos sucede, las circunstancias y los individuos con los que nos relacionamos. Los procesos que describen la construcción y el funcionamiento de las representaciones son la objetivación y el anclaje. La objetivación hace referencia a la materialización de ideas y significados como sistema de apropiación de conocimientos. El anclaje es el enraizamiento social de la representación donde la construcción de una representación se va integrando un conjunto de sentidos y saberes preexistentes. Por ejemplo, el hecho de que los inmigrantes se instalen en villas miserias, podría construirse un conocimiento de éstos como delincuentes e ilegales, pero son representaciones sociales que no son compartidas por todos los grupos sociales, ya que no todos piensan igual de estos vecinos con estas características, generando un choque de realidades de los inmigrantes que van desde las más despreciativas a las más empáticas. Estas interacciones entre los grupos sociales donde circula información producen efectos subjetivos desde la perspectiva pragmática de la comunicación humana planteada por Watzlawick, Beavin y Jackson (1971), donde no sólo el lenguaje verbal funciona como herramienta para la comunicación y cognición, sino también el lenguaje no verbal y corporal. Las interacciones son actos comunicativos donde circula información y produce efectos entre los comunicantes con respecto a los inmigrantes, como los de prejuicio, discriminación y estereotipo. Siguiendo a Watzlawick, la comunicación adecuada depende de que se cumplan una serie de axiomas. En el primero se ubica la relación de la imposibilidad de comunicar, es decir actividad o inactividad, palabras o silencio, el mensaje tiene un valor e influye sobre los demás, por ejemplo cuando se desestima o ignora a alguien, se está comunicando algo. El segundo, es el aspecto de contenido y relacional de toda comunicación, donde un mensaje adquiere sentido según a quien y como le va dirigido, por ejemplo el efecto que producen las respuestas de desconfirmación o de violencia sobre los inmigrantes, que es un impacto desestimativo y degradante, podría producir conductas consideradas individuales que en realidad son emergentes de una red constitutiva de la realidad cotidiana percibida. En Argentina hay antecedentes periodísticos en los que las conductas xenófobas fueron explícitas. Por ejemplo en el año 2000, la revista La Primera de la Semana fundada por Daniel Hadad, publicó en su tapa bajo el título “La invasión silenciosa”, que “los extranjeros ilegales ya son 3 más de 2 millones. Les quitan trabajo a los argentinos. Usan hospitales y escuelas. No pagan impuestos. Algunos delinquen para no ser deportados. Los políticos miran para otro lado”. En este ejemplo se puede ver como se construye a través de los medios de comunicación, un corpus de ideas condensadas en la representación del inmigrante como “amenaza para el empleo y la salud”, y como “culpables” de la crisis económica que padecía Argentina en el 2001. Esta representación social construida que se comparte en la sociedad como conocimiento coincide con el sostén de estereotipo y discriminación de Etchezahar y Ungaretti. Los estereotipos son esquemas cognitivos socialmente percibidos, que procesan información acerca de otros, reflejan creencias acerca de los rasgos característicos de los miembros de un grupo, y contienen información acerca de los roles sociales esperables influenciando la emergencia de reacciones emocionales hacia quienes pertenecen a ese grupo (Etchezahar y Ungaretti, 2019). Los inmigrantes están categorizados por ejemplo como “ignorantes”, “ilegales”, “negros”, o con expresiones xenófobas de nacionalidad como “bolitas”, “perucas” “paraguas”, términos que circulan y son resultado de las tensiones en el ámbito de la vida social. Estos discursos pueden ser utilizados como herramientas para la circulación de imágenes, positivas o negativas, para moldear u orientar las conductas, las representaciones y los estereotipos. Los mensajes de los diferentes medios de comunicación son ejemplo de la representación social que circula en la sociedad argentina del inmigrante. En este contexto, la discriminación posee un significado peyorativo debido a que implica algo más que una simple distinción entre objetos sociales, refiere a un trato inapropiado y potencialmente injusto de los individuos por ser parte de un determinado grupo (Etchezahar y Ungaretti, 2019). La discriminación involucra comportamientos negativos hacia los miembros de un grupo, y funciona como herramienta de poder para el gobierno para justificar los problemas económicos, el desempleo y la inseguridad del país.
CONCLUSIÓN
Estos conceptos son fundamentales para comprender la relación individuo-sociedad ya que es una forma de interpretar la realidad y de actuar sobre ella. Las representaciones sociales son el resultado de un diálogo permanente en dos direcciones diferentes y complementarias: por un lado, el cuestionamiento y la interpretación de la información que hace el individuo y, por otro, la discusión con los demás miembros de la comunidad. Dejar que actúe la influencia de opinión o conducta de la mayoría, es un atajo cognitivo para tomar decisiones que en ocasiones pueden ser positivas o erróneas con respecto a los demás. Las representaciones sociales no son algo fijo sino que están en continuo proceso, pero muchas veces su naturalización genera una reproducción tal que determinadas representaciones llegan a establecerse como una realidad inamovible.
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